Nuestros servicios

Servicios para el enfermo

Estimulación cognitiva utilizando las siguientes técnicas entre otras.

Terapia de orientación a la realidad

Con esta actividad se trabaja de manera oral la orientación temporal y espacial. Es una especie de desperezamiento-asamblea, en la que se intenta despertar cognitivamente al usuario/a.

Se trata de ubicar al enfermo en el día, mes, año y estación en la que se encuentra al igual que se le ubica en el centro y con sus compañeros.

También abarca una serie de ejercicios, orales, sobre diferentes temas de sociedad, abvd, cultura general, orientación y praxias.

Fichas de lapiz y papel

Esta actividad consiste en una serie de fichas de lápiz y papel, de estimulación cognitiva, que realizarán los usuarios/as y que abarcan todas las áreas cognitivas: atención, memoria, lenguaje, cálculo, praxias, orientación…

Estas fichas son seleccionadas minuciosamente para cada usuario/a siguiendo su plan de actuación individualizado obtenido tras la valoración neuropsicológica realizada previamente.

Actividades básicas de la vida diaria

Se trabajan realizando talleres prácticos. En él, los usuarios/as, desarrollaran una serie de tareas que van desde doblar y emparejar calcetines, tender la ropa, poner la mesa (vasos, cubiertos..), hasta preparar una sencilla receta de cocina. La actividad se adapta a las necesidades físicas de los usuarios/as y siempre será por supuesto bajo supervisión del personal del centro.

Estimulación a través de nuevas tecnologías

Esta actividad es una continuidad de la anterior. Igualmente son actividades de estimulación donde se trabajan las diferentes áreas cognitivas, pero utilizando programas informáticos especializados y usando pantallas y ordenadores táctiles adaptados.

Estimulación sensorial

Esta actividad está enfocada para estimular a los usuarios/as a través de sus sentidos. Se trabajan los mismos a través de actividades puramente manipulativas. Se trabaja gusto, oído, tacto, vista, olfato.

Gerontogimnasia

Como su nombre indica, se refiere a una serie de ejercicios motores, trabajando los diferentes grupos musculares, adaptados a las características de nuestros usuarios/as. Se acompañan de música instrumental para trabajar a la vez diferentes sentidos.

Integración social

Está inmersa en el quehacer diario de nuestro centro, y se trata ante todo del respeto hacia el usuario/a (escucha activa, actuar con ellos con naturalidad, prestarles ayuda, pedirles opinión, compartir y hacerles partícipes disfrutando de su compañía).

Igualmente se incluye en esta actividad, posibles salidas al entorno (paseos, visita de museos, tiendas de barrio, estimulación al aire libre…), siempre que la situación sanitaria nos lo permita.

Servicios para los familiares

No solo ayudamos a los enfermos, si no que ofrecemos estos servicios de formación, apoyo y atención a los familiares.

Apoyo psicológico

Tanto los usuarios/as del servicio como sus familias contarán con este recurso que podrán utilizar siempre que lo necesiten.Recibir apoyo psicológico implica trabajar con un profesional de la salud mental para afrontar los desafíos que surgen al recibir un diagnóstico de Alzheimer.

El asesoramiento puede ayudarlo a comprender sus sentimientos y reacciones, y proporciona un lugar seguro para hablar sobre sus preocupaciones.

Formación sobre la enfermedad de alzheimer

Impartimos cursos de formación tanto para familiares cuidadores como para voluntarios y público en general sobre todos los aspectos relacionados con la enfermedad de alzhéimer.

Atención sociosanitaria

Se trata de ofrecer información y apoyo a las familias en cuestiones relacionadas con el aseo, movilización del enfermo, alimentación, limpieza… podrán utilizarlo siempre que lo necesiten.

Grupos de ayuda mutua

La edad media de la persona cuidadora suele encontrarse en torno a los 55 años. Lo cual hace que al constante esfuerzo sumemos la aparición de algunos cambios relacionados con el envejecimiento en esta figura.

Sentimientos de la persona cuidadora

Cuando una persona adquiere el rol de figura cuidadora comienza a asumir una carga física, psíquica y emocional que le hace responsabilizarse de la vida de la persona afectada al mismo tiempo que pierde progresivamente su libertad. Todo ello hace que la calidad de vida se vea deteriorada y aparezcan sentimientos como los siguientes:


Culpabilidad

en muchas ocasiones la culpa acecha a las personas cuidadoras. El tan temido “¿y si…?” suele Rondar su mente en más de una ocasión: “¿y sí lo estoy haciendo mal?”, “¿y si haciendo (o no) tal cosa le ocurre algo malo?”,… este sentimiento de culpa hace que se aumente la carga emocional sufrida.

Tristeza

no solo por la situación de la persona dependiente sino también al comparar la vida actual con la vida anterior. “¿Cómo ha podido cambiar todo tanto?”¿Por qué mi familiar ya no es el que era?” Esto Lleva incluso en ocasiones a mostrar rechazo y distanciamiento emocional hacia su familiar lo cual posteriormente les sume de nuevo en la culpa por estos sentimientos. Una especie de círculo vicioso.

Compromiso y soledad

la persona cuidadora se ve casi en la obligación moral de brindar ayuda y cuidados a la persona dependiente. ¿porque quiere? Sí, pero también porque así cree que debe hacerlo. Y por supuesto siente que debe ser ella quien lo haga y nadie más.

Irritabilidad

estrés, nervios y ansiedad que producen irritabilidad y susceptibilidad ante cualquier situación.


Con el paso del tiempo la vida de las personas cuidadoras se ve deteriorada por unos u otros motivos. Pérdidas de empleo, acusado cansancio, relaciones familiares debilitadas, menores ingresos económicos, falta de ocio e incluso deterioro en la salud y en el ánimo son las principales quejas de los cuidadores.

Cuando la persona sufre en primera persona bajo estado de ánimo (tristeza, desesperanza, desesperación,…), estrés y ansiedad manifestado a través de por ejemplo dificultades para conciliar el sueño, palpitaciones, cambios de humor o dificultades para concentrarse entre otros síntomas… ¡es momento de recibir ayuda!

De vital importancia es contar con la ayuda y participación de otros familiares en los cuidados de la persona dependiente así como de la asociaciones de familiares de enfermos. Compartir Responsabilidades no es una opción, sino una necesidad. Y Por supuesto no se trata solo de compartir tareas, sino al mismo tiempo de compartir emociones para fomentar el desahogo y soltar un poco de lastre.

Con nuestros grupos de ayuda mutua sacamos el lado positivo de cualquier situación a la que nos enfrentamos. A pesar de lo intensa y difícil que puede resultar la situación, es necesario abrir la posibilidad de ver el vaso “medio lleno” y no “medio vacío”.

El hecho de luchar por quien se quiere, hace que se vea la situación como una experiencia satisfactoria que nos ayude a crecer como personas y a vernos capaces de conseguir casi cualquier cosa.

Concienciamos de que resulta prioritario dedicarse tiempo al cuidado de uno mismo: hacer las cosas que nos gustan, prestar atención a nuestras necesidades, organizar y planificar nuestros propios cuidados, mantener el contacto con nuestros seres queridos, cuidar nuestra alimentación y nuestro sueño,… algo que en un primer momento parece sencillo pero que en realidad es una de las tareas a las que se les presta menos atención.

Desde nuestro centro le damos la importancia necesaria a los cuidados del cuidador. Somos plenamente conscientes de que si queremos que nuestros pacientes estén bien y la rehabilitación siga su curso, su cuidador/a también ha de estarlo.

Ayudamos a identificar, reconocer y atender las necesidades personales de la figura del cuidador. Priorizamos sus problemas y dificultades brindándoles todos los apoyos y recursos con los que contamos para favorecer su estado de salud.

Las demencias o las enfermedades neurodegenerativas afectan no solo a la persona afectada sino a sus familias por completo.

Por eso no debemos olvidar que… 
¿qué sería de la vida sin aquellos que nos cuidan?.